Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí; Juan 5:39

La Perspectiva Mesiánica del Antiguo Testamento

{ por H. Haley }

El Antiguo Testamento fue escrito para crear una expectación del Cristo y para preparar Su camino. Es la historia de la nación hebrea, y trata en gran parte de eventos y necesidades de sus propios tiempos. Pero a través de todo el relato se mantiene la expectación y la anticipación de la venida de una sola Persona majestuosa, que reinará y hará una obra grande y maravillosa en la tierra. Esta Persona, mucho antes de Su venida, llegó a ser conocida como el Mesías. Las profecías de Su venida constituyen la perspectiva mesiánica del Antiguo Testamento. Forman en conjunto el hilo áureo que compenetra y unifica sus muchos y diversos libros, en una sola unidad sorprendente.

Comenzando con vagas intimaciones, luego aparecen predicciones especificas que conforme el relato avanza, se vuelven aun más específicas, más definidas. y más abundantes. Y conforme se multiplican las profecías definidas, también aumentan los símbolos, cuadros, tipos y vislumbres indirectos que las acompañan. De manera que cuando llegamos al final del Antiguo Testamento, la historia entera de Cristo ha sido pre-escrita y pre-figurada, en lenguaje y en cuadros que tomados como un todo, de ninguna manera puede referirse a otra persona alguna de la historia.

Además de las profecías y los tipos más evidentes, puede haber muchas intimaciones mesiánicas no claramente visibles en la superficie. Sin embargo, creemos mejor no excedemos en materia de tipos, a no ser que la Escritura misma los explique como tales o sean tan claramente visibles como para ser infalibles.

Nuestro propósito aquí es dar un breve bosquejo de los pasajes que más claramente señalan adelante hacia la venida de Cristo.

Génesis 3: 15.

Esta declaración inicial, de que la "simiente de la mujer heriría la cabeza de la serpiente," parece decirnos que Dios está decidido, a pesar del pecado del hombre, a llevar su creación del hombre a buen éxito. Así como por la mujer el hombre cayó, también por medio de la mujer será redimido. Parece ser una intimación del nacimiento virginal del Redentor.

Génesis 4: 4-7.

La ofrenda de Abel. Esto parece instituir el principio del sacrificio de sangre, desde el comienzo mismo, como condición de la aceptación del hombre delante de Dios; la insinuación primitiva de la muerte propiciatoria de Cristo por el pecado humano.

Génesis 12: 3; 18: 18; 22: 18.

El llamamiento divino de Abraham, para fundar una nación por medio de la cual todas las naciones habían de ser bendecidas; repetido tres veces. Aquí tenemos una declaración categórica y definida del propósito de Dios al fundar la nación hebrea, y una profecía de que mediante esta nación El haría algo que sería de bendición para el mundo entero.

Génesis 14: 18-20.

Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, a quien Abraham -y en Abraham toda la nación hebrea que él estaba fundando- pagó diezmos. Esto parece ser una especie de cuadro simbólico o sombra de la Persona para traer a la cual al mundo se fundaba la nación abrahámica. Véase Hebreos 7.

Génesis 22.

Abraham sacrifica a Isaac. Así como Melquisedec fue en la vida de Abraham una "sombra" primitiva de la Persona para cuya venida al mundo se fundaba la nación abrahámica, aquí tenemos una "sombra" del evento en la vida de aquella Persona venidera, por medio del cual "bendeciría al mundo"; la muerte vicaria de Cristo por el pecado humano, y Su resurrección. Este es el cuadro: Un padre ofrenda a su hijo; el hijo es muerto (en la mente de Abraham, 22:4) durante tres días; un substituto (22:13) y un sacrificio verdadero; y todo esto sobre el Monte Moria (22: 2), el mismo en donde Jesús fue crucificado, y en donde Abraham había pagado los diezmos a Melquisedec (14:18).

Génesis 26: 4; 28: 4.

La promesa ya hecha a Abraham, de que "en su simiente serían benditas todas las naciones" se repite aquí a Isaac, y luego a Jacob; cinco veces por todo, tres veces a Abraham, una a Isaac, y una a Jacob.

Génesis 49: 10.

"Siloh" regirá las naciones. Es la primera profecía clara y definida de que una Persona se levantaría, dentro de la nación hebrea, para regir a todas las naciones; dando así a entender que sería mediante esta Persona única que la nación de Abraham cumplirá su misión divina de bendecir a todas las naciones. A esta Persona se Le llama "Siloh." Aparecería en la tribu de Judá. Sería Aquel de quien Melquisedec era una sombra.

Exodo 12.

Muerte de los Primogénitos de Egipto. La sangre sobre la puerta, y la institución de la Pascua. Es un cuadro profético inequívoco de la muerte de Cristo; el rescate mediante la muerte del primogénito, y la seguridad para los señalados con la sangre del Cordero. Era la fiesta de la Pascua ó Paso, así llamada por cuanto el ángel destructor "pasó" por alto a los señalados con la sangre. Fue celebrada anualmente durante 1400 años, en conmemoración del rescate del poder egipcio, sacrificándose el cordero pascual cada año, así como se había hecho en aquella primera noche, hasta que por fin el Cordero de Dios expiró sobre la cruz, exactamente a la misma hora que se sacrificaban en Jerusalén a miles de corderos pascuales; trayendo para Su pueblo la liberación del pecado, así como de antaño habían sido librados de Egipto.

Levitico 16.

El Día de Expiación, y el macho cabrío que llevaba lejos los pecados del pueblo. Otro cuadro de la muerte propiciatoria de Cristo. Este, y el sistema entero de los sacrificios levíticos, indican la prominencia de la muerte de Cristo en los pensamientos de Dios.

Números 21:6-9.

Las Serpientes Ardientes En el Nuevo Testamento (Juan 3:14) se interpreta este incidente como cuadro histórico del poder de Cristo para salvar del pecado.

Números 24:17, 19.

Otra profecía especifica de una Persona que se levantará en Israel, y que será "estrella," "cetro," y "se enseñoreará" evidentemente, la misma Persona llamada "Siloh" en Génesis 49:10 y que había de "regir a las naciones."

Deut. 18:15-19.

Aun otra profecía de una Persona que surgiría en Israel, un "profeta" "como Moisés" y por cuyo medio Dios hablaría los hombres; evidentemente otra caracterización del "Siloh" y de la "Estrella" ya mencionados.

Así pues, en los cinco primeros libros del Antiguo Testamento hay la profecía especifica, repetida cinco veces, de que la nación hebrea fue introducida al mundo con el propósito expreso de traer bendición a todas las naciones; y también profecías especificas de que se levantaría en esa nación una Persona, llamada "Siloh," "estrella" y "un profeta como Moisés," con indicios bastante claros de que sería por medio de esta Persona única que la nación llevaría a cabo su destino de bendecir al mundo. También hay varias intimaciones acerca de la naturaleza de la obra de esta Persona, especialmente en cuanto a Su muerte sacrificial. Tan temprano como esto, 1400 años antes de la venida de Cristo, se dibujan con lineamientos bastante claros algunos de los rasgos principales de Su vida y obra.

Josué.

Este libro no parece contener ninguna profecía directa del Mesías, aunque se le considera a Josué mismo, en cierto sentido, como típico de Jesús. Los nombres son uno mismo, siendo "Jesús" la forma griega del hebreo "Josué." Así como Josué guió a los israelitas hasta la Tierra Prometida, Jesús llevará a los Suyos al cielo.

Rut

Rut fue bisabuela de David; comienzo de la familia en la cual había de venir el Mesías. Quizás el hecho de que Rut fuera moabita haya sido intimación de la misión de Cristo para con los gentiles.

1 Samuel 16.

David es ungido Rey sobre Israel. Desde aquí en adelante David es la figura céntrica de la historia del Antiguo Testamento. Las más específicas y más abundantes de todas las profecías mesiánicas rodean su nombre.

2 Samuel 7: 16.

Se le promete a David un trono eterno. Esta promesa se repite una y otra vez en todo el resto del A.T., con abundancia siempre creciente de detalles, y explicaciones específicas de que la promesa tendrá su cumplimiento final en un solo Rey que se levantará en la familia de David, que vivirá personalmente para siempre y que establecerá un reino de duración eterna. Evidentemente, este Rey eterno es la misma persona antes llamada "Siloh," "Estrella," y "Profeta como Moisés."

1 Reyes 2: 4; 8: 25; 9: 5

La promesa de un trono eterno se le renueva a Salomón, y Salomón ora para que así sea.

2 Reyes.

Este libro es la historia de la caída del reino davídico, que aparentemente deshacía hasta la nada la promesa divina a David, de un trono eterno. Sin embargo, en el periodo que abarca este libro se levantaron muchos profetas que afirmaban que la promesa aún se cumpliría. Véase más adelante, sobre los libros de los profetas respectivos.

1 Crónicas 22: 8-10.

Nuevamente la promesa de un trono eterno se le repite a Salomón.

2 Crónicas 6: 16; 7: 17, 18.

Y otra vez la oración de Salomón, de que la promesa se cumpla; y la repetición, por Dios, de la promesa.

Esdras, Nehemías, Ester.

Estos libros relatan la historia del regreso de la caída y dispersa nación hebrea, sin dar profecías mesiánicas directas. Sin embargo, el restablecimiento de la nación en su propia tierra era prerrequisito indispensable para la venida del Mesías.

Job.

Una discusión del problema del sufrimiento; hasta donde vemos, sin gran relación directa con la misión mesiánica del pueblo hebreo, a no ser en la declaración de fe de Job, "Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo"

(19: 25).
Salmos.

Aquí llegamos a un libro que rebosa de vislumbres mesiánicas, escrito mil años antes de que Cristo viniera. Algunos de estos pasajes podrán ser ciertos de David personalmente, en un sentido secundario y limitado; pero muchos de ellos inaplicables a otra persona alguna sino a Cristo.

Salmo 2: 2,6; 8, 12.

El "Rey Ungido" de Jehová, que "regirá a las naciones" es evidentemente el Rey Eterno que ha de surgir en la familia de David. Aquí se le llama "Hijo" de Dios, predicción de la deidad de Cristo.

Salmo 16: 10.

Su resurrección de entre los muertos. Había habido muchas intimaciones antiguas de la muerte del Mesías. Aquí tenemos una predicción clara de Su victoria sobre la muerte.

Sal 22: 1," 16, 18.

Un cuadro profético de la crucifixión de Cristo. Las mofas de Sus enemigos; Sus manos y pies horadados; Sus vestiduras repartidas; y aun Sus palabras de su agonía se predicen.

Salmo 41: 9.

Traicionado por un amigo. Aparentemente se refiere a David; pero en el N.T. se le aplica a Cristo (Juan 13:18).

Salmo 45:6

El reino glorioso de un Rey, que lleva el nombre de Dios y se sienta sobre un trono eterno. Esto no puede referirse sino al Rey Eterno que había de levantarse en la familia de David.

Salmo 69: 21.

Otro incidente en el cuadro de Sus padecimientos; se Le daría a beber hiel y vinagre.

Salmo 72: 11, 17, 19.

El reino del Rey Eterno sería universal y sobre manera glorioso.

Salmo 78: 2.

Otro detalle de Su vida; hablaría en parábolas.

Salmo 89: 3, 27, 28, 34, 35.

El juramento divino, repetido una y otra vez, de que el trono de David, bajo el "Primogénito" de Dios (27), sería eterno.

Sal 110: 1, 4.

En los días de David los oficios de Rey y de Sacerdote eran separados. El Mesías sería tanto Rey como Sacerdote.

Salmo 118: 22,26

Sería rechazado por los principales de Su propia nación.

Cantares de Salomón.

Comúnmente se interpreta, aunque el libro mismo no lo dice, como una predicción alegórica de las bodas del Mesías con Su Iglesia.

Isaías.

El libro profético mesiánico por excelencia. En lenguaje no sobrepasado en ninguna literatura, se extasía sobre las glorias del reino del Mesías.

Isaías 2: 2-4.

Una visión magnífica de la edad mesiánica. Las naciones harán de sus espadas rejas de arado, y de sus lanzas harán hoces; resultado final del reino del Mesías.

Isaías 4: 2-6.

Un "Renuevo" hermoso y glorioso que saldrá de la familia de David (11: 1) y será para Su pueblo "nube de día y resplandor de fuego de noche," como la "nube" que guió a Israel a través del desierto (Num. 8:15-23).

Isaías 7: 13, 14.

Alguien en la familia de David, que "nacerá de una virgen"; evidentemente el " de 4: 2 y el "Niño" de 9: 6.

Isaías 9: 1-7.

Un "Niño" que nacerá en la familia de David, cuyo nombre será llamado "Admirable, Consejero. Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz," que se sentará "sobre el trono de David" y cuyo gobierno "no tendrá término." Su ministerio será "en Galilea" (1,2). Este "Niño" no puede ser otro sino el Rey Eterno prometido a la familia de David; la misma persona llamada siglos antes "Siloh," la "Estrella." y el "Profeta como Moisés."

Isaías 11: 1-10.

El reino del "Vástago," o sea del "Rey Admirable ," será glorioso y cubrirá toda la tierra.

Isaías 25: 68; 26: 19.

En "aquel día," o sea el día del Rey Admirable, "destruirá la muerte para siempre" y "enjugará toda lágrima de todo rostro." ¿A qué podría referirse esto sino a la resurrección de Cristo de entre los muertos?

Isaías 32: 1-8; 35: 1-10.

La bienaventuranza y el gozo del reinado del Rey Admirable; y una vislumbre de Sus milagros de sanidad, 35:5,6.

Isaías 40: 1-11.

Revelará la gloria de Dios. La tierra regocijará a causa de Su venida. Tratará tiernamente a los débiles.

Isaías 42: 1-13.

Mansedumbre y justicia del reinado del Rey Admirable. Será luz para los Gentiles, y traerá a la tierra una canción nueva. Otra mención de Sus milagros, v. 7.

Isaías 53.

Sus sufrimientos. Aquí se Le llama al glorioso Rey venidero, el "siervo" de Dios (ll). Ha de ser "varón de dolores", "llevado como cordero al matadero" para morir "en expiación por el pecado" "con los impíos" y ser sepultado "con los ricos." El hecho más conspicuo en las profecías acerca del Rey es que ha de padecer. Aquí se añade detalle tras detalle a lo ya antes predicho, dejando el cuadro cada vez más claro.

Isaías 54' 55, 60, 61.

El Rey doliente llenará la tierra de cánticos de gozo. Una predicción admirable de la era cristiana.

Isaías 62: 2; 65: 15.

El pueblo de Dios tendrá un nuevo nombre. En el A.T. se les llamaba "Israel"; después de la venida de Cristo, "Cristianos."

Isaías 65: 17; 66: 15-24.

El Rey hará "nuevos cielos y nueva tierra," y separará eternamente a los justos y a los malos.

Jeremías 23: 5, 6; 33: 15-17.

Nacerá en la familia de David un "Renuevo," que será "Rey" (3O: 9) y será llamado "Jehová, justicia nuestra"; el mismo "Renuevo" de que había hablado Isaías, es decir, un retoño del tronco del reinó caído de David.

Jeremías 31: 31-35; 33: 20-21.

Este "Renuevo," la misma persona que el "Rey Admirable" de Isaías, hará un "nuevo pacto" que se "escribirá en los corazones de los hombres. Su venida es tan segura como las leyes físicas de día y noche.

Ezequiel 34:23,24; 37:24,25; 44:3; 45:7; 46:16-18; 48:21.

Reino del "Príncipe" venidero en la casa de David. Hará un "pacto eterno" con el pueblo de Dios. Es el mismo "Renuevo" de Jeremías.

Ezequiel 47: 1-12.

Las Aguas Vivificadoras. Un cuadro de hermosura trascendente, de las influencias bienhechoras que saldrían desde Jerusalén hacia el mundo entero, bajo el reinado del "Príncipe" venidero de la casa de David.

Daniel 2, 7, 8, 9.

El reino admirable de Dios vendrá en los días del "cuarto" reino (2), es decir, del imperio romano. Un bosquejo detallado de la historia hasta esa época (7, 8). Se especifica el tiempo exacto de la venida del Príncipe"; "setenta semanas" a partir del decreto para la reconstrucción de Jerusalén (9). Al "Príncipe" el Mesías, se le "quitará la vida" (9: 25, 26).

Oseas 1: 10.

Los gentiles serán incluidos en el reino del Mesías. Pasará Su niñez en Egipto (11:1; Mat. 2:15).

Joel 2: 28-32; 3: 13-16.

Una era venidera de evangelización mundial, bajo la dirección del Espíritu Santo.

Amós 9: 11, 12.

El trono caído de David se levantará, y regirá al mundo.

Abdías 21.

"Salvadores" para el Monte Sión, inclusive el Salvado por excelencia.

Jonás.

Un milagro-cuadro de la resurrección del Mesías al tercer día; y una vislumbre de Su ministerio para con los gentiles.

Miqueas 5: 2-5.

Un gobernador mundial eterno, que nacerá en Belén; evidentemente, el Rey ya tantas veces nombrado.

Habacuc 2: 14.

Su gloria llenará toda la tierra.

Sofonías 3: 9.

Se introducirá en la tierra "pureza de labios," o sea un sistema correcto de ideas acerca de Dios, lo que evidentemente se refiere al Evangelio de Cristo.

Hageo 2: 7, 23.

Vendrá el "Deseado de todas las gentes." Será un día en que se Le coronará al Hijo de David (tipificado aquí por Zorobabel).

Zacarías 3: 8.

Vendrá el "Renuevo." El pecado será "quitado en un día" 3:9). El "Renuevo" edificará la casa de Dios, "no con ejército ni con fuerza", sino con el Espíritu de Dios, siendo El mismo tanto rey como sacerdote (4: 6; 6:12, 13). Como "Rey" entrará a Jerusalén sobre un asno, y tendrá dominio universal (9: 9, 10). Será entregado por "30 piezas de plata," que luego se arrojan en la casa de Jehová (11:12,13). Será "como el ángel de Jehová" (12:8) y será "traspasado" (12:10). "Habrá manantial para el pecado " (13:1). Será un "pastor herido", " herido en casa de sus amigos" (13:6,7).

Malaquías 3: 1; 4: 5.

Su venida será pregonada por un mensajero semejante a Elías, que "preparará su camino delante de El".

Resumen

Muy al comienzo del A.T. se declara que la nación hebrea fue fundada con el propósito de "bendecir a todas las naciones. Luego comienza a surgir la figura de una Persona por cuyo medio la nación cumplirá su destino.

Primeramente se Le dice "Siloh," y que se levantará en la tribu de Judá y regirá las naciones. Luego se Le llama "Estrella" que tendrá dominio. Después, un "Profeta" como Moisés, por cuyo medio Dios hablará a los hombres." Y después, una y otra vez, se habla de El como "Rey" que se levantará en la familia de David y será llamado el "Renuevo," el "Príncipe," el "Mesías" o "Ungido," el "Primogénito" de Dios, "Admirable," "Dios fuerte, "Padre Eterno" y "Príncipe de Paz."

Fue predicho el tiempo exacto de Su venida. Había de nacer de una virgen, y en Belén. Pasaría Su niñez en Egipto. Sería criado en Nazaret. Sería introducido a Su nación por un precursor semejante a Elías. Galilea sería escenario de Su ministerio. Obraría milagros de sanidad. Hablaría en parábolas. Sería rechazado por los dirigentes de Su propia nación. Sería un pastor herido, y padecería. Entraría a Jerusalén cabalgando sobre un asno. Seria varón de dolores, y entregado por 30 monedas de plata, que luego se darían por un campo de alfarero. Sería llevado como cordero al matadero. Moriría con los malos, abriendo una fuente para el pecado y quitando el pecado en un día. Aun Sus palabras moribundas se predicen. Se Le daría hiel y vinagre en Su agonía. Se Le traspasarían las manos y los pies. No se Le rompería ningún hueso. Se echarían suertes sobre Sus vestiduras. Se Le sepultaría con los ricos. Estaría en la tumba tres días. Se levantaría de entre los muertos, y ascendería a la diestra de Dios.

Se predijo que El traería al mundo una nueva lengua, o concepto: la salvación. Ofrecería a la humanidad un nuevo pacto y daría al pueblo de Dios un nuevo nombre. Introduciría una era del Espíritu Santo. Su reino incluiría a los gentiles, y sería universal y eterno. Estas cosas se escribieron siglos antes de que Jesús viniera, y en detalle tan sorprendente que al leerlas parecen un relato presencial de Su vida y obra.

Supongamos que numerosos hombres de diferentes países, que jamás se hubieran visto ni comunicado entre si, entraran a un mismo aposento y presentaran cada uno un fragmento de mármol tallado, y que estos fragmentos al ser unidos formaran una estatua perfecta. ¿Cómo podría explicarse esto sino reconociendo que una sola Persona habla preparado las especificaciones y había enviado a cada hombre su parte? ¿Y cómo explicaremos esta antología sorprendente de la vida y obra de Jesús, compuesta por diferentes escritores de diferentes tiempos, siglos antes de que Jesús viniera, sino reconociendo que una sola Mente sobrehumana supervisó la obra de escribirla?