1era Antología Poética
{ Varios autores }
No me mueve Señor
Por Rubén Darío
No me mueve mi Dios, para quererte,
El cielo que me tienes prometido,
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por esto de ofenderte.
Tú me mueves Señor, muéveme el verte,
Clavado en esa cruz y escarnecido,
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
Muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme en fin tu amor y en tal manera
Que aunque no hubiera cielo yo te amara
Y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
Pues aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero, te quisiera.
Sábado
Por Raúl Villanueva
Y será justo a las tres
bajo el árbol de la vida.
¡La gran familia cristiana
en un sábado reunida!
Primer sábado glorioso
en la ciudad celestial.
Y allí a las tres de la tarde
en la cita espiritual.
Desde los confines,
los que esperan al Señor
y han seguidos sus caminos
con paciencia y con amor,
Se darán cita divina
en la tierra renovada
para disfrutar gozosas
de la promesa soñada.
Llegaremos a las playas
de la tierra celestial
y una mano antes herida
se extenderá fraternal.
Por anchas calles de oro
de la gran Jerusalem
estarán los que han amado
la paz, la justicia, el bien.
Y estaremos para siempre
en el añorado hogar,
donde la paz y la dicha
por los siglos han de estar.
Pero no olvides la cita.
Será en sábado a las tres...
¡Bajo el árbol de la vida
nos veremos otra vez!
La niña ciega
Autor desconocido
Qué ciego es el mundo, madre,
Que ciegos los hombres son,
Piensan, madre, que no existe
Más luz que la luz del sol.
Madre, al cruzar los paseos
Cuando por las calles voy,
Oigo que hombres y mujeres
De mí tienen compasión.
Que juntándose uno a otro
Hablan bajando la voz
Y que dicen: ¡Pobre ciega!,
Que no ve la luz del sol.
Mas yo, no soy ciega, madre;
No soy ciega, madre, no;
Hay en mí UNA LUZ DIVINA
Que brilla en mi corazón.
El SOL que a mí me ilumina
Es de eterno resplandor;
Mis ojos, madre, son ciegos...
Pero mi espíritu...no.
Cristo es mi Luz, es el día
Cuyo brillante arrebol
No se apaga de la noche
En el sombrío crespón.
Tal vez por eso no hiere
El mundo mi corazón
Cuando dicen: ¡Pobre ciega!,
Que no ve la luz del sol.
Hay muchos que ven el cielo
Y el transparente color
De las nubes, de los mares
La perpetua agitación.
Mas cuyos ojos no alcanzan
A descubrir al SEÑOR
Que tiene a leyes eternas
Sujeta la Creación.
No veo lo que ellos ven,
Ni ellos lo que veo yo;
Ellos ven la luz del mundo
Yo veo la LUZ DE DIOS.
Y siempre que ellos murmuran:
¡Pobre ciega! (digo yo)
¡Pobres ciegos!, ¡que no ven
Más luz que la luz del sol!...
La Diferencia
Autor desconocido
Ayer, cuando temprano al despertar
Me apresuré a comenzar el día,
Teniendo tantas metas que alcanzar
Pensé: "Para orar tiempo no había".
Problema tras problema se agrupaban
Y el día se me hacía más pesado;
Pregunté a Dios por qué no me ayudaba
Y me dijo: "No lo has solicitado".
Traté de hallar alegria y belleza
En un día tan gris, feo y pesado;
Entonces miré a Dios con gran tristeza,
Mas El me reprochó: "No me has buscado".
Quise encontrar la llave de la puerta
Y así poder estar de Dios al lado:
"La puerta siempre estuvo bien abierta
Debiste, "dijo Dios, "haber llamado".
Hoy desperté a la luz de un claro día
Con ansias de la tarea comenzar
Mas para empezar con armonía
Recordé que debía antes orar.
Pronto el Rey se detendrá
Autor desconocido
El Espíritu Santo se está retirando
y esto nos está demostrando
que el fin es inminente.
Es una medida urgente
que estemos bien preparados
para que seamos salvados.
Pronto el reloj se detendrá
y no habrá más oportunidad
para buscar la salvación.
Pues habrá pasado la ocasión
de acogernos a la gracia salvadora
en esta última hora.
¡Preparémonos urgentemente!
Pues todo indica claramente
que el tiempo ya se termina
y Cristo se aproxima,
y si no estamos preparados
no podremos ser salvados.
Al reloj prestemos atención
y con humilde devoción
busquemos la salvación
y moraremos en la mansión
que Cristo ha preparado
para su pueblo amado.
No hay otro nombre
Por Daniel Nuño
No hay otro Nombre en la tierra
tan poderoso y sublime,
como el Nombre del Ungido.
El Mesías prometido ...
Jesucristo, el que redime.
Ante su sola mención
muertos recobran la vida.
Los enfermos son sanados,
y los pobres desgraciados
ven curadas sus heridas.
En el Nombre de Jesús
se abren las puertas del cielo
para el alma que se humilla.
Quien busca a Dios de rodilla
halla el celeste consuelo.
Su Nombre calma a las fieras
y vence los elementos.
Lo imposible en El no existe.
Ningún poder se resiste
al que creó el firmamento.
Nombre, que ofrece a los hombres
Vida Eterna y Redención,
Consuelo a los afligidos.
Y al que llora arrrepentido,
las delicias del perdón.
No hay para el hombre extraviado
otro Nombre más hermoso,
ni con tantas garantías.
Sólo en Jesús, el Mesías,
las almas hallan reposo.
No busquéis otros recursos,
porque no hay más solución
que la que Dios ha provisto.
Sólo en el Nombre de CRISTO
se encuentra la salvación.