¿Existe el Purgatorio?
{ Donado por Ernesto Redondo }
La Biblia nunca habla de un lugar adonde uno puede ir para ser purificado de su pecado. Más bien habla de una Persona a quien podemos acudir para ser purificados: Jesucristo. Dios nos dice que quienes rehúsan confiar en Cristo para ser limpiados de sus pecados, son condenados: El que cree en él no se pierde; pero el que no cree ya se ha condenado, por no creerle al Hijo Único de Dios (Juan 3:18). Hay sólo dos posibilidades de elección: El que cree al Hijo vive de vida eterna; pero el que se niega a creer no conocerá la vida, siendo merecedor de la cólera de Dios (Juan 3:36; vea también Apocalipsis 20:15; Lucas 16:19-31, especialmente el versículo 26). Cualquiera que acepte a Cristo es salvado completamente: Ahora, pues, se acabó esta condenación para aquellos que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1). Al decir que no hay condenación, ciertamente elimina las llamas del purgatorio.
Otro pasaje que claramente excluye la idea del purgatorio es: No me acordaré más de sus errores ni de sus pecados (Hebreos 10:17). Si, como dice la Biblia, Dios no se acuerda de los pecados de quienes están en Cristo, entonces El no los castiga por esos pecados. De lo contrario, significaría que Cristo no pagó completamente por ellos, y que Dios el Padre todavía los recuerda (vea también Romanos 5:8-11; Hebreos 10:14-18; Salmos 103:12).
El que no cree que Cristo le haya salvado por completo, no ha confiado totalmente en Cristo para que lo salve. Es decir, no cree que el sacrificio de Cristo haya pagado por todos sus pecados, y piensa que él mismo debe pagar por algunos de ellos. Sin embargo, somos salvos cuando dejamos de confiar en lo que podemos hacer, y confiamos en Cristo para que nos salve.
La idea de que el sacrificio de Cristo no es suficiente para limpiarnos de todos nuestros pecados condenaría a un gran pecador -como el ladrón que fue crucificado al lado de Cristo- a sufrir por largo tiempo en el purgatorio, ¡o quizá por toda la eternidad en el infierno! Pero, no hay nada que no haya sido cubierto por la muerte de Cristo en la cruz. Cuando el ladrón puso su confianza en Cristo, éste le dijo: En verdad, te digo que hoy mismo estarás
Si existiera el purgatorio y la misa ayudara a la gente a salir de él, los ricos tendrían gran ventaja al poder pagar misas para acortar su sufrimiento. Los pobres, en cambio, dependerían de la misericordia de algún sacerdote que dijera ocasionalmente una misa gratis por ellos.
Evidentemente el purgatorio fue una idea pagana. Virgilio, poeta latino pagano que vivió de 70-19 a.C., en sus escritos separó las almas de los muertos en tres diferentes lugares: Uno para los buenos, otro para los condenados, y un tercero donde los que no eran tan malos podían pagar por sus pecados. Puesto que la idea del purgatorio existió fuera de la iglesia antes de que se introdujera en la iglesia, es probable que fuera incluida por medio del contacto con paganos como Virgilio. En la iglesia hubo una gran intromisión de ideas no bíblicas alrededor del año 300 d.C., cuando el emperador romano Constantino aceptó muchos paganos como miembros de la iglesia.
En todo caso, la Biblia no menciona el purgatorio. Sin embargo, algunos tratan de hacer que la idea suene bíblica refiriéndose a 2 Macabeos 12:41-45, uno de los libros apócrifos escritos entre los períodos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Estos libros nunca fueron aceptados como parte del Antiguo Testamento hebreo, ni son citados en el Nuevo Testamento, pero están incluidos en la Biblia católica, aunque generalmente con una explicación de que pertenecen a una categoría de menor inspiración. Aparte de este pasaje en 2 Macabeos, la Iglesia Católica usa muy poco los apócrifos para apoyar una posición doctrinal.
Es importante notar que este pasaje en ningún momento habla del purgatorio, sino que en realidad condena la idolatría, particularmente la práctica de usar pequeñas imágenes en una cadena o collar.
Después de una batalla se descubrió que algunos soldados hebreos llevaban estos objetos; cuando sus compañeros los vieron, se dieron cuenta que habían muerto en el pecado de la idolatría. Ellos entonces aconsejaron que se orara por sus almas. La posición católica romana es que la oración por ellos habría sido innecesaria si hubieran estado en el cielo, e inútil si hubieran estado en el infierno; por tanto, debe haber otro lugar.
La lógica parece buena, pero el resultado contradice la clara enseñanza de la Escritura inspirada. Ciertamente, es un argumento muy débil contradecir la Escritura inspirada con una respuesta filosófica, basada en una inferencia aparente de los libros apócrifos. La misma palabra "apócrifos", que proviene de la palabra griega que significa oculto, ha llegado a tener el significado de "falso" o "de dudosa paternidad literaria".
El Catecismo enseña que después de la muerte, algunas personas son enviadas a un lugar llamado purgatorio, para ser purificadas antes de entrar al cielo: "Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo" (p. 298, #1030). "La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos..." (p. 298-299, #1031).
Nos preguntamos: ¿Proviene de Dios esta doctrina, o es otra tradición de hombres? He aquí la respuesta, citada directamente del Catecismo: "La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia y de Trento" (p. 298, #1031).
¿Es acaso irrazonable preguntar, dónde obtuvo información un grupo de hombres acerca de la vida después de la muerte, para formular tal doctrina?
Amigo, si usted está orando por seres queridos porque cree que están en el purgatorio, necesita saber que Dios no le dijo que ellos están en ese lugar. Fue un grupo de líderes religiosos quienes lo dijeron: "Hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y, destruida la muerte, tenga sometido todo, sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados" (p. 277, #954).
Si usted sufre, entonces no es un regalo
El mayor problema en relación con esta doctrina es que la Biblia nunca indica que existe tal lugar. La Biblia tampoco enseña que después de la muerte, se necesita mayor purificación para ir al cielo. Por el contrario, la Palabra de Dios declara que la salvación es un regalo:
"Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro". Romanos 6:23
"... por la justicia de uno (Cristo) vino a todos los hombres la justificación de vida". Romanos 5:18
Dios, quien es veraz y es amor, ¿le ofrecería la vida eterna como dádiva, luego lo haría sufrir para obtenerla, y mentiría al respecto en su Palabra?
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios". Efesios 2:8
Si hemos de creer en la Biblia, quienes mueren en Cristo no necesitan más purificación. Ellos ya han sido justificados por Jesucristo:
"Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira". Romanos 5:9
"Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús". Romanos 3:24
El apóstol Pablo también hace hincapié en esta enseñanza: "Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús". 1 Corintios 6:11
Los cristianos verdaderos ya están purificados porque Cristo quitó el pecado al morir en la cruz: "... pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado". Hebreos 9:26
Los hijos de Dios no necesitan sufrir para alcanzar salvación, porque han sido comprados y el precio ya fue pagado: "Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios". 1 Corintios 6:20
El precio fue la sangre de Jesucristo: "... para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre". Hechos 20:28
Concluyendo, si la enseñanza de la Biblia es tan clara en este asunto, ¿por qué la Iglesia Católica instituyó una doctrina que ha persuadido a fieles miembros a dar millones de dólares a la iglesia, para que se digan oraciones y se oficien misas en favor de seres queridos fallecidos? No sabemos por que.
Si nada mas, por lo menos ahora sabe que la doctrina del purgatorio nació en la mente de seres mortales: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu". Romanos 8:1