... Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Mateo 28:19,20

Reflexiones respecto a ¿Cuál Camino?

{ por Miguel Cabán }

En el año 1978, este servidor compró un ejemplar del libro titulado ¿Cuál Camino? escrito por Luisa J. de Walker, pastora pentecostal de las Asambleas de Dios. Ella presenta una serie de declaraciones que quiero compartir contigo lector. En la pág. 163 del susodicho libro ella dice:

Declaración de L. Walker:

"El concilio de Jerusalén, cuando deliberó sobre el problema de la relación de los cristianos gentiles con la ley mosaica, dio la solución siguiente:

'Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.' Hechos 15:28,29.

RESPUESTA:

"Si aceptamos que por no haberse mencionado el sábado, eso significa que no hay que guardarlo, ¿qué de los otros ocho mandamientos no mencionados? ¿Quedaron anulados? ¿Y qué de la fe, la gracia, el arrepentimiento, el bautismo, que tampoco fueron mencionados en la carta? (Hechos) ¿Eso nos autoriza a descartar tales verdades?

"¿Qué cosas se estudian en un concilio? Los problemas que causan disputa o inseguridad, para encontrar la forma de resolverlos. Las doctrinas o mandamientos aceptados no se discuten en los concilios. Por eso nada dice la carta respecto al robo, al sábado, al bautismo, a la gracia, etc. En esas cosas no había desacuerdo. Para la iglesia cristiana de ese entonces no había duda si debían guardar el sábado o el domingo. Todos guardaban el sábado, y por esa sencilla razón nada se dijo respecto al día de reposo." (La Biblia Responde por Juan Armando Bonjour, pág. 34). El argumento de la señora Walker no tiene fundamento en la palabra de Dios sino en el prejuicio preconcebido.

Declaración de L. Walker:

"Preguntamos ¿qué hacen los que viven en la zona ártica, donde durante unos tres meses el sol no se pone nunca, y durante otros tres, en la época invernal, el sol no se asoma?" (¿Cuál Camino, pág. 163 )

RESPUESTA:

"Pregúntele a un explorador de los polos, y él hallará ridícula la idea de no tener allí noción del día, su comienzo y fin. Los exploradores árticos mantienen un exacto conteo de los días y semanas en sus diarios, relatando lo que hicieron en determinados días. Ellos dicen que en aquella extraña y casi deshabitada tierra es posible notar el pasaje de los días durante los meses en que el sol está encima del horizonte, por las posiciones variables del sol, y durante los meses en que el sol está abajo del horizonte, por el vestigio perceptible del crepúsculo vespertino. Y si un sabatista se encontrase allá en el polo, y tuviese algún recelo de perder el conteo de las semanas, le bastaría dirigirse, por ejemplo, a una misión bautista entre los esquimales, y allí obtendría la información que deseara, pues las misiones sin duda sabrían cuándo es domingo para en él realizar su escuela dominical. ¡Ciertamente que ellos no perderían su ciclo semanal! (A. B. Christianini, Subtilezas do Erro, Sao Paulo: Casa Publicadora Brasileira, 1965, pág. 156.)

Declaración de L. Walker:

"Y al viajar alrededor del mundo y cruzar la línea internacional del cambio la fecha, ¿cómo se puede saber quién observa el día correcto? A un lado de la línea se asegura que es sábado. A menos de 10 metros de distancia, es domingo. Si el día es tan importante, ¿por qué no es igual en todas partes del mundo?" (¿Cuál Camino, pág. 163, 164 )

RESPUESTA:

"Pues si el sábado no puede ser observado en un mundo esférico, tampoco se puede el domingo. Esto es más que evidente. ¿Mas vemos, por casualidad a los observadores del domingo de todos los rincones de la tierra en perplejidad, sin poder conciliar la esferidad de la tierra con la observancia del domingo?

"La llamada pérdida o ganancia de un día para la persona que viaja alrededor del mundo, es únicamente aparente, y nunca real. De lo contrario veríamos tornarse posibles los mayores absurdos. ¡Por ejemplo, podría una persona disminuir la edad por simples viajes alrededor del mundo del oriente para el occidente, perdiendo así días! ¡O gemelos dejarían de serlo por simples expedientes de viajar en dirección opuesta en torno del globo- uno de ellos ganando un día y el otro perdiéndolo! Y si uno perdiera un día y el otro ganase uno, es claro que uno de ellos sería dos días más viejo que el otro. Y todo eso en resultado de un viaje en torno del mundo, en dirección opuesta. ¡Y supongamos que fuesen ambos comandantes de navíos, y la ruta de sus respectivos vapores los obligase a circundar el mundo en dirección opuesta! ¿No sería apenas cuestión de tiempo ser uno de ellos tan más viejo que el otro que podría ser su padre?

Es tal vez necesario algún conocimiento de matemática y astronomía para comprender por qué es que la aparente pérdida o ganancia de un día no es, en realidad, pérdida o ganancia. Más basta un poco de sentido común, lo mismo un sentido del humor, para comprender el simple hecho de que los días no pueden ser perdidos o ganados, no importa cuáles sean las apariencias.

Mas dirá sin duda el oponente el hecho es que los habitantes de una región del mundo no pueden guardar el sábado en el mismo espacio de tiempo que los habitantes de otras regiones del mundo, por ejemplo, los habitantes de Europa comienzan el día varias horas antes de que nosotros aquí en América. ¿Qué diréis a esto?

Diremos que el mandamiento del sábado no manda observar ese día en el mismo momento en todas las partes de la tierra. Nos ordena, simplemente, observar "el séptimo día". ¿Y no llega por casualidad a todas partes del mundo el séptimo día?

A cualquier país que lleguemos en nuestros viajes, encontramos a todas las personas de allí...judíos, cristianos y ateos- de perfecto acuerdo en cuanto a los días de la semana. Con efecto, es este probablemente uno de los pocos hechos de la vida cotidiana en que tan mixto grupo de personas están de acuerdo- tan ciertos y tan definitivamente fijos se hallan los días. Preguntadles, individualmente o colectivamente, cuando llega el séptimo día de la semana, y todos darán la misma respuesta. ¡Cuán simple, pues es el mandamiento de Dios para así observar el séptimo día! (Francis D. Nichol, Objecoes Refutadas (Sao Paulo: Casa Publicadora Brasileira, primera edición), pág. 30 y 31).

"Son las revoluciones de la tierra que asignan los días, y no el número de veces que se viaja alrededor de ella." (A. B. Christianini, Subtilezas do Erro (Sao Paulo: Casa Publicadora Brasileira, 1965) pág. 155.)

En cuanto al argumento que nos lanza Luisa de Walker en la pág. 164 de su libro, insistiendo que "si el día es tan importante, ¿Por qué no es igual en todas partes del mundo?" Le contestamos que si el día domingo es tan importante, ¿Por qué no es igual en todas partes del mundo?

Declaración de L. Walker:

"Al santificar un día de cada siete para Dios y las actividades de su reino, observamos el principio moral del cuarto mandamiento." (¿Cuál Camino? pág. 162, último párrafo).

RESPUESTA:

"Si él (ella) probó que el mandamiento era judaico, fue abolido, y ni siquiera consta en el Nuevo Testamento -quiere decir que fue anulado completamente; por lo tanto no sobró principio ni esencia del cuarto mandamiento. El domingo; según el autor, (ella) tiene otro carácter, fue instituido (?) para conmemorar la resurrección de Cristo. Por tanto no hay ningún ligamiento con el cuarto mandamiento. Es otra historia... "Guardar el principio y esencia... Aplíquese esta regla a los otros nueve mandamientos, y notará la debilidad del argumento." (Subtilezas do Erro, pág. 167). "Desmantelemos ahora el sofisma antibíblico, demostrando claramente que 'el séptimo día' significa un día especifico y no simplemente 'un día en siete', lo que sería genérico. "Afirmar que el sábado significa 'un día de siete' es establecer la anarquía divina, como si Dios subordinase al criterio de las criaturas frágiles y pecadoras, indignas y mortales, que guardaren su día, el día que mejor atendiese a sus conveniencias. Ahora esto es monstruoso, sin sentido, sin objetivo. ¿Cuál sería el sentido de un hijo de Dios guardar un martes por ejemplo? La teoría de la guarda de un día en siete sólo tiene un objetivo: justificar la observancia del 'día del sol' de los paganos, que la cristiandad recibió del paganismo que se infiltraba en la iglesia, en los primeros siglos de nuestra era. La semana se originó en la creación. Pues bien, en aquella primera semana del mundo ¿el sábado era apenas un día en siete o era el específico séptimo día? Era el séptimo día, a partir del primero, en orden natural de los eventos de la creación. ¿Por qué razón él se tornaría menos específico y dejaría de ser el séptimo en exacto orden, en sucesión de las semanas, de los años y de los siglos? ¿Por qué no lo sería hoy? "El cuarto mandamiento remite el lector a la semana de la creación (Éxodo 20:11). En el cual el descansó en el séptimo día. Dios no reposó simplemente un día en siete, mas en el séptimo día."(Subtilesas do erro, pág.139).

Declaración de L. Walker:

"Colosenses 2:16 dice: 'Nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo'. La palabra sabbáton, que significa 'día de reposo', se haya sesenta veces en el Nuevo Testamento. En todas menos una, los adventistas están de acuerdo en que la palabra se refiere al sábado de cada semana. ¿Por qué ha de tener otro significado la misma palabra en Colosenses 2:16? (¿Cuál Camino? pág. 162).

RESPUESTA:

El escritor norteamericano Francis D. Nichol analiza esta objeción de la siguiente manera:

"La palabra 'día' requiere un contexto para dar a entender un espacio finito de tiempo. Se puede entender el período de tiempo donde hay luz solar; podemos insinuar las 24 horas enteras o un tiempo indefinido, tal como en nuestros días. Ahora, porque un escritor usa la palabra 'día' 59 veces para insinuar 24 horas, no es prueba por sí solo para entender que la sexagésima ocasión que se usa la misma palabra insinúe el mismo espacio de tiempo. El contexto es el que decide. Si un escritor, por ejemplo, dijera que 'el día terminó con el horizonte occidental brillando rojo con la luz reflejada de un sol poniente', el contexto de cielo rojo y sol poniente sería suficiente para determinar que él no usó la palabra 'día' para insinuar las 24 horas, sino la parte de luz de él. Si el autor hubiese usado 59 o 595 veces la palabra 'día' para insinuar 24 horas antes de esta ocasión, eso no hubiese afectado nuestra conclusión de que esta instancia se refiere solamente a la parte con luz." Francis D. Nichol, Answers to Objections (Review and Herald Publishing, 1952) pág. 168.

Este texto (Col. 2:16) no se refiere al sábado del ciclo semanal, sino a los sábados ceremoniales de los judíos. He aquí las diferencias entre los dos:

Sábados ceremoniales fueron dados al hombre cerca de 2,500 años después de la creación (Lev. 23).

En cambio, el otro sábado, el que prescribe la observancia del séptimo día de la semana, fue instituido en la creación (Génesis 2:1-3).

Los sábados ceremoniales, de la ley de Moisés, se celebraban una vez al año y caían en cualquier día de la semana (Lev. 23:41,39).

En cambio, el sábado del cuarto mandamiento se celebra cada séptimo día de la semana (Éxodo 20:8-11; 16:26; San Lucas 23:54-56; 24:1). Por favor verifíquelo con su Biblia.

Los sábados ceremoniales fueron abolidos por Cristo (Col. 2:16).

En cambio, el sábado del cuarto mandamiento no fue abolido por Cristo (Mateo 5:17,18; 24:20; Lucas 4:16; Hechos 18:4).

El Lic. Juan Carlos Viera, comentando Col. 2:16, afirma:

"Confundir estas fiestas religiosas con el cuarto mandamiento de la ley moral de Dios tan sólo porque ambas llevan el nombre de 'sábado' o 'día de reposo', sería lo mismo que confundir las vidas de Juan el Bautista y de Juan el evangelista tan sólo porque ambos llevaron el mismo nombre."

Si se acusa a los líderes adventistas de estar equivocados en la interpretación de Col. 2:16, se debería también de acusar a muchos comentaristas protestantes o evangélicos por haber interpretado al muy conocido texto controversial de Col. 2:16 igual que los Adventistas del Séptimo Día.

Por ejemplo, el comentario Bíblico de Jamieson, Fausset y Brown (Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia que es publicado por la Casa Bautista de Publicaciones) tratando de Colosenses 2:16 afirma:

"Levítico 23:38 expresamente distingue entre 'el sábado de Jehová' y los otros sábados."

En el Nuevo Testamento con notas, publicado por la Sociedad Americana de Tratados, aparece la siguiente declaración:

"Este pasaje (Col. 2:16) no se refiere al sábado de la ley moral, ni a los mandamientos que prohíben el robo, el asesinato y el adulterio. Este sábado semanal no ha perjudicado nunca a los hombres; sino que ha promovido siempre su bien. Su observancia les ayudó a conquistar los mejores lugares de la tierra, y a poseer la heredad del pueblo de Dios". (Notas de Col. 2:16, edición de 1906).

Dice el conocido comentarista Presbiteriano, Albert Barnes: "...El se refería al gran número de días festivos que eran observados por los hebreos, como parte de su ceremonial y ley típica y no a la ley moral o los Diez Mandamientos."

Decía Daniel Hammerly Dupuy: "No hay por qué confundir dos cosas diferentes que llevan los mismos nombres. La palabra sábado, en hebreo significa reposo o fiesta, y los israelitas designaban con ese nombre no solamente el séptimo día, sino también las fiestas anuales'.

El hermano pentecostal G. Hall tratando de combatir la observancia del sábado dice que Col. 2:14-16 indica que "Cristo había clavado la ley en la cruz." Afirma él que "el mandamiento de guardar el sábado fue incluido en lo que fue clavado en la cruz. Por lo tanto, no tenemos que guardar el sábado..."

Esta declaración es completamente falsa porque en estos textos no hay referencia a la ley moral o decálogo sino al "acta de los decretos"

"La palabra griega traducida como 'acta' o 'cédula', nos dice Juan A. Bonjour, en el versículo 14 es cheirografon. Primariamente quiere decir 'contrato escrito' o 'certificado de deuda' resultante de alguna trasgresión. También 'libro con registro de pecados' usado para la condenación del transgresor. Esto nos ayuda a entender que lo que fue clavado en la cruz fueron los registros de nuestros pecados que 'estaban contra nosotros' condenándonos a muerte (Rom 6:23)."

"Por lo tanto, Cristo clavó en la Cruz el cheirografon, o sea el 'registro de nuestros pecados,' o 'el certificado de nuestra deuda' de pecados que 'había contra nosotros, que nos era contraria'.

"Lo que fue clavado en la cruz no fue la ley de Dios sino todo registro de nuestros pecados, perdonados por la muerte de Cristo y, por lo tanto, simbólicamente clavados en la cruz..." (La Biblia Responde, pág. 47 y 48).

Declaración de L. Walker:

"Una prueba de que no está en vigor la obligación de guardar el sábado está en que los otros nueve mandamientos del decálogo se han repetido en una forma u otra en las instrucciones a las iglesias del Nuevo Testamento, pero el cuarto mandamiento no." (¿Cuál Camino? pág. 163, segundo párrafo).

RESPUESTA:

"Ahora, si esto es verdad, entonces, ¿cuál fue el papel de Cristo? ¿Abolió, con su divina autoridad, una ley que después de su muerte sería reeditada en un noventa por ciento? ¿Cómo podría El, el Maestro de los maestros ser desautorizado de esa manera? Si El derogó la ley, cualquiera que, posteriormente, la restaurase sería su oponente, estaría virtualmente contra una medida anulativa de Jesús. ¡Noten los lectores qué absurdo! ¡Noten qué posición comprometedora! Vean a qué reducen la autoridad de Cristo: torna nulo un código, y tiempos después de su muerte, sus seguidores revocan la anulación y reeditan el mismo código. ¿Habrá cosa más disparatada? Mediten seriamente en este hecho las mentes equilibradas". (A. B. Christianini, Subtilezas do Erro, Sao Paulo: Casa Publicadora Brasileira, 1965, pág. 145.)

En el sermón profético que el Señor Jesucristo pronunció antes de ser crucificado, predijo que Jerusalén caería años más tarde, y refiriéndose a ese tiempo, dijo a los suyos: "Orad, pues, que vuestra huída no sea en invierno ni en sábado" (S. Mateo 24:20).

La destrucción de Jerusalén ocurrió en el año 70 de nuestra era, cerca de cuarenta años después de la crucifixión. Esto demuestra que el Señor quería que ellos tuvieran el privilegio de respetar la santidad del sábado como día de reposo después de su ascensión.

El Señor Jesucristo, Redentor y Sustituto nuestro, murió en la cruz el día viernes de tarde. Mientras reposaba en la tumba de José de Arimatea, sus discípulos y su propia madre observaron el sábado aún después de la muerte del Señor. Dice el relato bíblico:

"Y las mujeres que con él habían venido de Galilea (entre ellas la bienaventurada María), siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, aparejaron drogas aromáticas y ungüentos; y reposaron el sábado, conforme al mandamiento". (S. Lucas 23:56.)

Declaración de L. Walker:

"Los fariseos lo persiguieron (a Cristo) porque hacía en el sábado las obras de su Padre (Lucas 6:6-11). (¿Cuál Camino? pág. 163, primer párrafo).

RESPUESTA:

"Cierto sábado los enemigos de Jesús vieron en la sinagoga a un hombre con una mano seca y pensando emplearlo como instrumento para formularle una acusación, le preguntaron: '¿Es lícito curar en sábado?' A lo que le replicó: '¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere ésta en una fosa en sábado, no le eche mano y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que lícito es en los sábados hacer bien.' (S. Mateo 12:10-12). Federico Lee (Jesucristo y el Sábado) El Centinela, (11-1956) 10.

"Con respecto a la reacción suscitada por esta curación, el registro bíblico declara: 'Y salidos los fariseos, consultaron contra él para destruirle.' (S. Mateo 12:14).

"Es verdaderamente lamentable la condición a la que habían llegado estos hombres en la interpretación de la ley. No había misericordia, ni ninguna consideración hacia los que sufrían. Su manera de actuar profanaba el nombre de Dios. Hacían que los paganos que los rodeaban consideraran a Dios como un déspota. Pero el mandamiento del sábado no da lugar a esa falsa interpretación. Tal conducta no estaba en armonía con los designios de Dios." Xavier Soto Valle (Cristo y el sábado) El Centinela (11-1973) 16.

"Al sanar al hombre que tenía una mano seca, Jesús condenó la costumbre de los judíos, y dejó el cuarto mandamiento tal cual Dios lo había dado. 'Lícito es en los sábados hacer bien', declaró. Poniendo a un lado las restricciones sin sentido de los judíos, honró el sábado, mientras que los que se quejaban contra él deshonraban el día santo de Dios.

"Los que sostienen que Cristo abolió la ley, enseñan que violó el sábado y justificó a sus discípulos en lo mismo. Así están asumiendo la misma actitud que los cavilosos judíos. En esto contradicen el testimonio de Cristo mismo, quien declaró: 'Yo también he guardado los mandamientos de mi padre, y estoy en su amor'. Ni el Salvador ni sus discípulos violaron la ley del sábado. Cristo fue el representan- te vivo de la ley. En vida no se halló ninguna violación de sus santos preceptos. Frente a una nación de testigos que buscaban una ocasión de condenarlo, pudo decir sin que se le contradijera: '¿quién de vosotros me convence de pecado?' El Salvador no había venido para poner a un lado lo que los patriarcas y profetas habían dicho; porque él mismo había hablado mediante esos hombres representativos." (El Deseado de todas las Gentes, pág. 250, publicaciones Interamericanas). "¿Quebrantó Cristo el sábado?

Nuestra respuesta solamente puede ser no. ¿Cómo pudo profanar el sábado el mismo que lo hizo? Los fariseos odiaban a Cristo porque echaba por tierra sus tradiciones tocante al sábado, y lo miraba como una institución para beneficio de la humanidad entera." Federico Lee (Jesucristo y el Sábado) El Centinela (11-1956)11.

"Ellos acusaban a Jesús de que violaba el sábado. Ellos acusaban al Maestro, pero eso no quiere decir que tuvieran razón para hacerlo. El propósito del sábado fue mal entendido por los judíos. Dios dice en Isaías 58:13: 'Si retrajeres del sábado tu pie de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicia, santo, glorioso de Jehová, y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: Entonces te deleitarás en Jehová, y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre: porque la boca de Jehová lo ha hablado.' (R.V. 1909).

"Sanar a un enfermo o dar de comer a un hambriento no es hacer nuestra voluntad, sino la de Dios, por lo tanto, Jesús dijo a sus acusadores: 'Así que lícito es en los sábados, hacer bien' (S. Mateo 12:12). (Artículo escrito por Luis Germán Cajigas).

"Sucedió que un sábado, mientras Jesús caminaba con sus discípulos por un campo de trigo, los fariseos notaron que aquéllos cortaban y estregaban espigas, cuyo grano, separado, luego comían. En el escrupuloso código de la observancia sabática de los doctores de la ley, este acto era lo mismo que trillar las espigas en sábado, y por lo tanto Jesús y sus discípulos estaban transgrediendo el sábado y debían ser amonestados, lo que los fariseos hicieron sin demora: 'He aquí, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?' (S. Marcos 2:24).

"Luego de contestarles recordándoles algunos incidentes del pasado, Jesús les dijo: 'El sábado fue instituido para el hombre, y no el hombre para el sábado. Por tanto, el Hijo del hombre es también Señor del Sábado.' (S. Marcos 2:27, 28 versión Reina Valera 1977). "Con estas palabras Cristo proclamó dos grandes verdades respecto a ese día que jamás debían olvidarse: 1. El sábado fue instituido para los hombres, no sólo para los judíos. En efecto se lo creó muchísimo antes que existiera ningún judío 2. El Hijo del hombre, Jesucristo mismo, es Señor del sábado. El fue quien lo instituyó para el hombre, en el principio. Una de las obras que Cristo vino a cumplir fue desembarazar el día santo para la humanidad de las tradiciones inútiles con que los judíos lo habían gravado. Cuando Dios entregó en el monte Sinaí las dos tablas de la Ley, recordó a su pueblo los requerimientos morales que estaban en vigencia desde el principio. Su propósito era que Israel actuara como agente suyo diseminando este conocimiento a toda la humanidad. Ellos desatendieron la misión y comenzaron a enterrar ese tesoro bajo un montón de ceremonias y tradiciones humanas. (Federico Lee, pág. 11).

Declaración de L. Walker:

"Durante por lo menos dos mil quinientos años no se halla mandato alguno al respecto en la Biblia." (¿Cuál Camino? pág. 158, quinto párrafo).

RESPUESTA:

Pero como dice el escritor A.B. Christianini, "El hecho de la Biblia no mencionar, por nombre, el sábado de la Creación al Éxodo, o de Moisés a David, no prueba que el día de reposo no haya existido. También los evangelios omiten la vida de Cristo de los 12 a los 30 años, mas esto no prueba que Cristo no haya existido en aquel intervalo de su mocedad" (Subtilezas do Erro, pág. 145).

En los libros de Proverbios y Eclesiastés no encontramos ninguna referencia al sábado. ¿Significa el silencio -sobre el día de reposo- en estos dos libros que he mencionado que no existía el sábado en los días del patriarca Job y del rey de Israel, David? ¡De ninguna manera!

Declaración de L. Walker:

"El sábado...Era señal del pacto y nada tenía que ver con las otras naciones (Éxodo 31:12-17)." (¿Cuál Camino?, pág. 159, primer párrafo).

RESPUESTA:

Ahora bien, ¿qué significa eso, ser el sábado únicamente para los judíos? ¡De ninguna manera! De hecho, en Josué 7:19; 10:42 dice explícitamente que Jehová es el Dios de Israel. ¿Quiere esto decir que Jehová es sólo Dios del pueblo Judío? ¡Piense! ¡Reflexione!

Además el texto de Éxodo 31:16, 17 no dice que el sábado es una señal entre Dios y los judíos en sentido nacional, sino de Israel. Debe tenerse claro que desde la crucifixión de Cristo el Israel espiritual está formado por todos los que han nacido de nuevo espiritualmente ya sean gentiles o judíos, y así todas las bendiciones divinas son transferidas para el Israel espiritual o la Iglesia de Dios. (Gálatas 3:28,29; 6:16).

Declaración de L. Walker:

"Moisés explicó que (el sábado) era un memorial de su liberación de la tierra de Egipto. Al reposar de sus tareas semanales, debían recordar que Dios los hizo reposar de la dura servidumbre de Egipto (Deuteronomio . 5:12-15). (¿Cuál Camino? pág. 159, primer párrafo.

RESPUESTA:

Algunos tratan de probar que la institución del sábado fue de carácter judaico, y citan Deuteronomio 5:15: "Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido: por lo cual te ha mandado que guardes el día de reposo."

Deuteronomio 5:15 no prueba que el sábado se aplica a un solo pueblo. El mandamiento del día de reposo recordaba -a los israelitas- no solamente la creación, sino también su rescate de la esclavitud de Egipto. Esa era una razón adicional para que ellos santificaran el día de sábado.

Ahora cabe preguntar ¿dónde la Biblia denomina el sábado como el sábado de los judíos? ¡En ningún lugar! En la Escritura, el sábado es llamado "el día de reposo para Jehová tu Dios" (Éxodo 20:8-11) y no el sábado de los judíos.

Es interesante notar que el mandamiento que prescribe la observancia del día de reposo declara específicamente que los judíos no solo debían descansar, sino también "el extranjero que está dentro de tus puertas". ¿Y quiénes eran los extranjeros? Eran los que no formaban parte del pueblo israelita.

Declaración de L. Walker:

"Todo el libro (Gálatas) insiste en que la salvación no se produce por las obras de la ley, sino por la fe en Cristo. Hace mención de la observancia de ciertos días como parte de la esclavitud de la ley (Gálatas 4:3-11). Cristo es el fin de la ley (Romanos 6:14; 10:4 (¿Cuál Camino? pág. 159, tercer párrafo).

RESPUESTA:

Si el apóstol se estuviera refiriendo al sábado del cuarto mandamiento, él estaría afirmando que la ley de Dios es débil y pobre, pues el contexto dice: "¿Cómo es que os volvéis de nuevo, a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar de nuevo?"(verso 9). La ley de Dios no es débil, ni pobre, "es santa" (Romamos 7:12) y "perfecta" (Salmo 19:7). Si San Pablo se refiere al sábado ¿por qué no usó aquí (Gálatas 4:10) la palabra sábado, que era común en sus días? Las religiones paganas tenían días dedicados a sus dioses, y los Gálatas se habían vuelto a las observancias recordativas de servidumbre. Por esta razón San Pablo dice: "Temo de vosotros, que haya trabajado en vano en vosotros" (verso 11). De modo que el apóstol se estaba refiriendo a los días que los Gálatas observaban antes de que ellos llegasen a ser creyentes del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y no al sábado del cuarto mandamiento."

Porque el pecado -dice el apóstol Pablo- no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romamos 6:14). Ciertos religiosos citan este texto como evidencia de que la ley de Dios fue abolida y el cristiano no tiene que obedecerla. ¿Cuál es el significado de este texto bíblico?

Cuando el gran apóstol dice "bajo la ley" quiere decir bajo la condenación. ¿Y por qué la persona que haya recibido a Cristo como su Salvador personal no está bajo la condenación de la ley? Porque le es imputada la justicia perfecta de Cristo y permanece justificado delante de Dios. Así que nuestro Redentor -Cristo Jesús- nos viste con su propio manto de justicia. Se nos acredita el mérito de Cristo: su vida recta y se nos trata como si fuéramos justos a la vista de Dios. Por esa razón no estamos bajo la ley o bajo su condenación (Romamos 8:32,33).

Ahora bien, ¿quería decir San Pablo -en Romamos 6:14- que la santa ley de Dios no estaba en vigor y que el cristiano no tiene que obedecerla como fruto de la salvación en Cristo Jesús? ¡No! pues él mismo hace las siguientes declaraciones: "La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios" (1 Cor.7:19). "¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley" (Romanos 3:31).

La palabra fin en este (Romamos 10:4) texto se ha traducido del griego (télos) que significa propósito y fin en sentido de terminación. En este caso significa propósito.

Si en Romanos 10:4 San Pablo quiere decir fin en sentido de terminación, el gran apóstol caería en una contradicción, pues él dice en Romanos 2:18: "Y sabes su voluntad (la de Dios) y apruebas lo mejor instruido por la Ley". (Vea Romanos 2:13).

Dice el apóstol Pablo, en su primera epístola a Timoteo 1:5: "Pues el fin del mandamiento es la caridad..." (Versión Reina Valera de 1909). En cambio la Revisada del 1960 dice: "Pues el propósito de este mandamiento es el amor..." Esto evidencia que la palabra fin significa propósito en Romanos 10:4.

Amigo lector: Decídete por la verdad sin más demora. "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (S. Juan 8:32).