10ma Antología de Devocionales
{ Varios autores }
Motas y Vigas
Autor desconocido
Cuando, la ya difunta, Unión Soviética sorprendió al mundo poniendo en órbita el Sputnik I, a fines de 1957, los norteamericanos de todas las clases sociales se preguntaban: "¿Qué anda mal en el sistema de instrucción pública de Estados Unidos?" En esos días, una prominente educadora llamó a un taxi que pasaba.
-¿Dónde va, señora? -preguntó el chofer:
-Al Ministerio de Instrucción Pública - contestó.
-¿Sabe Ud. que anda mal con la enseñanza? -preguntó el chofer.
-No, -contestó-, ¿y Ud.?
-Sí, y se lo digo en dos palabras. El 80% de los niños no saben leer, y el otro 30% no saben sumar.
El Pozo
Autor desconocido
Cierta vez una caminante cayó en un pozo profundo. Varias personas que pasaron por ahí lo vieron luchando por salir del pozo y ...
El racionalista le dijo: Es lógico pensar que alguien iba a caer en ese pozo
El amigo de lo bello le dijo: ¿Puedo ayudarte a decorar el pozo?
El ingeniero le dijo: Ayúdame a medir la profundidad del pozo.
El contable le dijo: ¿Pagas impuestos por estar en ese pozo?
El crítico le dijo: Me parece que solamente la gente mala caen en un pozo.
El optimista le dijo: ¡Alégrate! La vida te pudo haber tratado peor.
El médico le dijo: ¿Te lastimaste al caer en el pozo?
El periodista le dijo: ¿Y cómo es que caíste en el pozo?
El político dijo: Si me elijes, yo haré una ley para que tapen los pozos.
El deportista dijo: ¡Salta, salta! A lo mejor sales del pozo.
El agente de seguros dijo: Te vendo un seguro contra caídas de pozo.
Pasaba Jesús y al ve al hombre, se inclinó, lo tomó de la mano y lo sacó del pozo.
El más fuerte
Autor desconocido
"Un día, la piedra dijo: “Soy el más fuerte!" Oyendo eso, el hierro dijo: “Soy más fuerte que tú! ¿Quieres verlo?" Entonces, los dos lucharon hasta que la piedra se convirtió en polvo.
El hierro, dijo a su vez: "Yo soy fuerte!" oyendo eso, el fuego dijo:"Yo soy más fuerte que tú! ¿Quieres verlo?" Entonces los dos lucharon hasta que el hierro se derritió.
El fuego, dijo a su vez:"Yo soy fuerte!" oyendo eso, el agua dijo:"Yo soy más fuerte que tú! ¿Quieres verlo?" Entonces, los dos lucharon hasta que el fuego se apagó.
El água, dijo, a su vez:"Yo soy fuerte!" oyendo eso, la nube dijo:"Yo soy más fuerte que tú! ¿Quieres verlo?" Entonces, los dos lucharon hasta que la nube hizo evaporar al agua.
La nube, dijo, a su vez:"Yo soy fuerte!"oyendo eso, el viento dijo:"Yo soy más fuerte que tú! ¿Quieres verlo?" Entonces los dos lucharon hasta que el viento sopló la nube y ella se esfumó.
El viento, dijo, a su vez: “Yo soy fuerte! oyendo eso, los montes dijeron: “Somos más fuertes que tú! ¿Quieres verlo?" Entonces, los dos lucharon hasta que el viento quedó preso entre el círculo de montes.
Los montes, a su vez, dijeron: “Somos fuertes!" oyendo eso, el hombre dijo:"Yo soy más fuerte que ustedes! Quieren verlo?"
Entonces, el hombre, dotado de gran inteligencia, perforó los montes, impidiendo que atajasen al viento
Acabando con el poder de los montes, el hombre dijo: "Yo soy la criatura más fuerte que existe!" Hasta que vino la muerte, y el hombre que se creía inteligente y lo suficientemente fuerte, con apenas un golpe, se terminó.
La muerte todavía festejaba, cuando, sin que esperase, vino un hombre y, en apenas tres dias de muerto, resucitó, venciendo a la muerte y todo poder le fue dado en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra.
La tortuga y el escorpión
Autor desconocido
Nuestras obras no nos pueden salvar, pero sí manifiestan nuestro carácter. Demuestran y definen nuestra fe. Si somos seguidores genuinos de Cristo, nuestra vida estaría llena de buenas obras (como fruto de vivir en paz con el Cielo). Si somos cristianos “nominales”, encontraremos que es imposible producir buenas obras, por lo menos no durante mucho tiempo. A la larga se revelará nuestro verdadero carácter
Esto puede ilustrarse mediante la parábola de un escorpión y una tortuga. Un día el escorpión, queriendo cruzar un río, le dijo a la tortuga:"Déjame ir sobre tu espalda mientras cruzas el río para yo así llegar al otro lado del río"."¿Estás loco? -replicó la tortuga-. “Ya sé que me aguijonearías mientras nado, y me ahogaría".
“Querida tortuga” -replicó el escorpión-, “si yo te picara, te ahogarás, y yo me iría al fondo contigo. ¿Dónde está la lógica de tu suposición?” Después de pensarlo, la tortuga, aparentemente convencida por el argumento del escorpión, consintió en llevarlo. El escorpión trepó sobre el caparazón, y la tortuga se echó al agua a cruzar el río.
Cuando estaban a medio camino de la orilla, el escorpión le clavó el aguijón sin misericordia a la tortuga. Vencida por el ataque, la tortuga se fue al fondo arrastrando consigo a su pasajero. Con aire de resignación la tortuga se volvió hacia el escorpión y le preguntó: “Me dijiste que no era lógico que pensara en que podías picarme; entonces, ¿por qué lo hiciste?”
”No tiene nada que ver con la lógica” -replicó el escorpión casi ahogado, ese es mi carácter"
Sí, nuestras obras revelan nuestro carácter; muestran lo que hay en el corazón. Si nuestra fe se ha afianzado en justicia de Cristo, nuestras vidas así lo manifestarán. Sin buenas obras, es inútil que pretendamos ser piadosos y pertenecer a Cristo.