Pedro y la Roca 1era parte
{ Por Dr. Loron Wade }
Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. (Mateo 16:13-19).
Desde hace mucho los católicos y los protestantes han discutido el significado de este pasaje. "Su significado es muy claro --dicen nuestros amigos católicos--. Aquí Jesús dice a san Pedro: `Tu nombre es Roca y sobre esta Roca edificaré mi iglesia'".
"No --dicen los protestantes--, Jesús empleó aquí dos palabras distintas: A Pedro le dio el nombre de petros, que es una piedra que puede recogerse y arrojarse con la mano. En cambio, su iglesia se edificaría sobre una petra, que es una roca de enormes proporciones, como el peñón de Gibraltar. Jesús no tenía la intención de establecer la iglesia cristiana sobre algo movedizo e inestable como lo era el apóstol Pedro. Y por cierto que él era un simple guijarro".
Como sucede con muchos otros desacuerdos en asuntos de religión, previsiblemente las dos partes no se pondrán de acuerdo fácil ni rápidamente. Por el contrario, es posible que ambas estén perdiendo de vista verdades importantes acerca de este pasaje, al concentrarse exclusivamente en sus argumentos apologéticos.
En el presente estudio analizaremos algunas raíces etimológicas y bíblicas de este texto. Pero antes trazaremos a grandes rasgos algunas afirmaciones, que son puntos en que sin duda pueden estar de acuerdo tanto católicos como protestantes.
Puntos de acuerdo:
- Jesús está hablando en Mateo 16 acerca de sus planes para el establecimiento de la iglesia cristiana. Siglos atrás, él había llamado a un pueblo para que saliera de Egipto, y lo había establecido como suyo, su familia sobre la tierra. Ahora estaba a punto de constituir una nueva familia que, al igual que la anterior, llamaría a la gente a salir de la maldad y del error para conformar su iglesia, sus nuevos testigos, su nueva familia.
- Jesús se refiere aquí a la permanencia y estabilidad de la iglesia. Dice que la ha establecido sobre bases tan firmes, tan sólidas y bien constituidas, que todas las potestades del mal no podrán derrotarla.
- Señala además la base de su estabilidad y permanencia. Aquí se revela para las futuras generaciones el secreto para tener una iglesia fuerte y firme.
- Cristo aclara la extensión y naturaleza de la autoridad que la iglesia posee. Está otorgando a la iglesia autoridad para atar y desatar sobre la tierra y está diciendo que hay una relación directa entre lo >que hace la iglesia en la tierra y lo que se hace en el Cielo.
- Revela las bases para la autoridad de la iglesia. La autoridad de la iglesia no descansa en el aire; no es ilimitada ni incondicional.¿Qué significa esto? Al llegar a este punto será necesario cavar un poco más hondo, para examinar el contexto y determinar cómo llegó Jesús a hacer esta declaración. "Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo". El contexto físico de esta conversación es el campo abierto, cerca de Cesarea de Filipo. Era tanta la presión de trabajo en Galilea que ni siquiera tenían tiempo de comer (Mar. 6:31), y mucho menos para una seria reflexión en temas como éste.
Preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
La primera pregunta sirve para establecer bases. Su vida intachable, sus asombroso s milagros, el cumplimiento de las profecías acerca de él, todo a una voz testificaba quién era él y constituía un mensaje acerca de su origen y naturaleza. Ahora había llegado el momento de evaluar el grado de éxito. "¿Cómo va la misión? ¿Creen ustedes que la gente esté captando el mensaje?"
Claro que es una pregunta retórica. Jesús ya sabe la respuesta. Pero en vez de decirla a los discípulos, les pregunta para que ellos mismos descubran la verdad.
Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
Por supuesto, Jesús nunca pretendió ser sólo "alguno de los profetas". Lo que tenemos aquí es una respuesta también "retórica". De una manera indirecta le están diciendo: "No, el pueblo las multitudes no te acepta como Mesías".
El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Esta es la pregunta crítica. Ya no hay nada que sea simplemente retórico. Ha llegado el momento de la verdad. "Las multitudes no creen, ¿y ustedes?" Respondiendo Simón Pedro, dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." La pregunta categórica y directa recibe una contestación categórica y directa. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Observemos bien que Pedro no recibe felicitaciones en esta expresión. El Señor no le dice: "¡Qué inteligente eres! ¿Cómo le hiciste para reunir todas las piezas y resolver el enigma?" Tampoco lo elogia por esa enorme muestra de fe. Más bien, parece una felicitación negativa. "No fue por ningún esfuerzo o capacidad intelectual tuyos, por lo que pudiste entenderlo le dice , sino que eres muy bendecido, muy favorecido de Dios, pues has tenido la maravillosa experiencia de recibir una revelación de parte de Dios".