Un símbolo descifrado
{ Autor Desconocido }
El árbol de higo es uno de los árboles más mencionados en las Escrituras. Fue de sus hojas que Adán y Eva hicieron sus primeras ropas (Génesis 3: 7). El higo era un árbol apreciado sobre todo por su dulce y deliciosa fruta (Jueces 9:11). Era también un símbolo de prosperidad y garantía "Y Judá é Israel vivían seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beer-seba, todos los días de Salomón." (1 Reyes 4: 25). Era agradable descansar, meditar en la palabra de Dios, y orar bajo la sombra del higo (Juan 1: 48).
Se consideraba al higo como la fruta característica de la tierra de Palestina. La mejor y más nutritiva fruta, era la fruta de la primavera, que maduraba para el mes de mayo y era conocida como fruta de la primera cosecha (Oseas 9:10). La cosecha principal de higos ocurría más tarde durante los meses del verano y en el otoño. Estos higos se llamaban higos tardíos. Eran inferiores en su calidad. Los de menos calidad eran usados como alimento para el ganado.
Algunos lugares en la Biblia indican que el higo también posee un significado simbólico. Uno de los milagros de los Señor más intrigantes fue cuando maldijo un árbol de higo y se marchitó. Este parece ser el único milagro en que Jesús usó su poder para destruir, para aniquilar algo. También es el único milagro donde nadie se benefició. Todos los demás milagros se hicieron para la humanidad. El Señor multiplicó panes, sanó enfermedades y llegó a levantar tres muertos (pero este milagro parecía estar en conflicto con el mismo deseo y anhelo de nuestro Señor, quien a la sugerencia de a sus discípulos para destruir "Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, como hizo Elías? ...Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; Porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron á otra aldea." (Lucas 9: 54-56). Todos estos hechos implican un carácter excepcional de este milagro y su significado simbólico. Para entender este simbolismo, se debe ver el milagro a la luz de la parábola de nuestro Señor de la higuera estéril.
"Y dijo esta parábola: Tenía uno una higuera plantada en su viña, y vino á buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñero: He aquí tres años ha que vengo á buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra? El entonces respondiendo, le dijo: Señor, déjala aún este año, hasta que la excave, y estercole. Y si hiciere fruto, bien; y si no, la cortarás después." (Lucas 13:69).
La parábola fue precedida por estas palabras. "No, os digo; antes si no os arrepintiereis, todos pereceréis asimismo." La explicación de esta parábola era obvia al oyente. El dueño de la viña es el Dios de Israel (Isaías 5:7). El obrero es el Mesías, quien, tras tres años en Su misión, haría, mediante la excavación y fertilización (predicando el Evangelio en palabra y en hechos), haría a la nación traer su fruto a Dios. Al momento de pronunciar esta parábola, el destino de la nación hebrea todavía no había sido echado. Nuestro Señor todavía tenía medio año de trabajo delante de él. Después de Su entrada triunfante en Jerusalén, el fin de la misión de nuestro Señor se acercaba rápidamente. Al volver a Betania, el Señor se acercó a un higo y buscó fruta en él. Al no hallar fruta alguna, le dijo al árbol: "Y viendo una higuera cerca del camino, vino á ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera." (Mateo 21:19).
Algunos interpretan este evento literalmente, como una maldición al árbol quo no tenía fruta. Pero tal interpretación está en conflicto con una nota hecha por el autor del Evangelio según San Marcos quien enfatiza que "Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, se acercó, si quizá hallaría en ella algo: y como vino á ella, nada halló sino hojas; porque no era tiempo de higos." (Marcos 11:13). Tanto nuestro Señor como sus discípulos sabían que en esa época del año (en la temprana primavera), no se podía hallar higos en los árboles. La lección era manifiesta: su búsqueda de fruto tenía un significado simbólico, era una parábola viviente, tan a menudo usada por los profetas. Jesús quería terminar la parábola del higo estéril que había dicho antes. Después de tres años y medio de trabajo de preparación, su obra ya era completa, quería mostrar que el higo simbólico no dio su fruto. Se determinó el destino del árbol. El día siguiente se marchitó.
El higo se usó como un símbolo de Israel por buenas razones. Tan temprano como en el Antiguo Testamento, se asociaban a los higos con la nación de Israel por los profetas. Oseas escribió: "Como uvas en el desierto hallé á Israel: como la fruta temprana de la higuera en su principio vi á vuestros padres. Ellos entraron á Baal-peor, y se apartaron para vergíuenza, é hiciéronse abominables como aquello que amaron." (Oseas 9:10). Jeremías recibió la visión de dos cestos de higos, que representaban a Israel: "Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como á estos buenos higos, así conoceré la transportación de Judá al cual eché de este lugar á tierra de Caldeos, para bien" (Jeremías 24:5).
¿Cuán pronto se cumplió la profecía de Cristo acerca del higo? En el año de 70 d. C. el templo fue destruido por los ejércitos romanos. Ya no había un lugar para ofrecer sacrificios, la oportunidad de servir al Señor según los mandatos de la ley se acabaron. Jerusalén cayó en ruina, y la nación entera fue expulsada de su propia tierra y dispersada por todas partes del mundo. Hablando sobre el tiempo de la venida de Su Reino, Cristo de nuevo dirige la atención de sus discípulos al higo. "De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, á las puertas." (Mateo. 24: 32, 33)
Se debe notar que esta parábola se dijo el mismo día que se maldijo el árbol estéril. Por eso sería difícil asumir que cuando Cristo les dijo que buscaran las señales en ese mismo tipo de árbol; no fue por casualidad. Estos dos eventos constituyen uno mismo. Como un resultado del rechazamiento del Mesías de parte de los judíos, durante su primer advenimiento, Dios retiró Su favor de ellos, como sucedido en el árbol marchito.
Considerando que el árbol murió, no hay porqué mirar a Israel como nación preferida de Dios. Si no miremos las señales de los tiempos que auguran la presta segunda venida del Mesías en gloria y majestad.