El Ladrón Arrepentido
{ por Miguel Cabán }
Los partidarios de la idea de que las personas reciben su merecido instantes después de haber expirado, citan con mucha frecuencia las palabras de la promesa que Jesús hiciera desde la cruz al ladrón arrepentido. Este le "dijo a Jesús; Acuérdate de mí cuando vinieres a tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso."(San Lucas 23:42, 43.)
Nótese que el ladrón no pidió ir al paraíso ese mismo día, sino "cuando vinieres a tu reino" porque sabía muy bien que la recompensa divina no se recibe al morir, sino a la segunda venida de Cristo. Tal vez había oído al Señor enseñar: "El Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras."(S. Mateo 16:27.)
Para que la promesa de Cristo al ladrón pudiera cumplirse como muchos la entienden, tanto el Señor como el ladrón deberían haber muerto y ascendido al paraíso ese mismo día. Pero tres días después de su muerte, Cristo declaró: "Aun no he subido a mi Padre." (S. Juan 20:17; 2 Corintios 12:2-4) Además, el ladrón no murió ese mismo día. Los judíos no dejaban a nadie en la cruz durante el sábado (Juan 19:31), y para que al bajarlos no huyeran, lea quebraban las piernas. Fue lo que hicieron con el ladrón al cual nos referimos, de donde sabemos que él no murió ese mismo día.
Los traductores de la Biblia, pensando que los justos van al cielo en el momento de morir, tradujeron las palabras de Cristo: "De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso." Pero en el texto original no se halla la palabra "que" ni la coma; sino que dice: "De cierto te digo hoy estarás conmigo en el paraíso." Colocando la coma después de la palabra "hoy", la traducción queda de acuerdo al original, de acuerdo al pedido del ladrón, y de acuerdo a la enseñanza de Cristo, y dice: "De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso," declaración que no apoya la idea de la inmortalidad humana.
Joseph B. Rotheham (Discípulos de Cristo) en la Biblia Recalcada, traduce así esas palabras: "De cierto te digo este día; conmigo estarás en el paraíso." George M. Lamsa, en su traducción del Nuevo Testamento, conforme a las fuentes arameas, escribe así; "En verdad te digo hoy: Estarás conmigo en el paraíso."
Muchos ministros, en los sermones fúnebres, consuelan "con engaño piadoso" a muchos creyentes diciendo; "El cuerpo de nuestro hermano (o Hna.) está aquí; pero su 'alma inmortal' ya está gozando de la presencia del Señor en el cielo. Porque Jesús dijo al ladrón en la cruz; 'De cierto te digo; que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso. ¡Qué piadoso engaño! Y ¡Qué contradicción se descubre en el orador fúnebre! Cuando se deposita su cuerpo en el sepulcro, él repite las palabras de San Pablo, diciendo:
"Porque el mismo Señor, con aclamación con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo y los muertos en Cristo resucitarán primero"(1 Tea. 4:16,17). Y luego agregan "Nuestro Hno. (o Hna.) se levantará del sepulcro para ir al encuentro del Señor con todos los santos".
¿Para qué vendrá Jesús a resucitarlo siendo que desde que murió ha estado en el Paraíso con él? ¿No le parece que algo anda mal con el profesionalismo religioso, que no razone su fe, ni su esperanza?