Común e Inmundo 3ra parte
{ por Rafael Montesinos }
Basado en Romanos 14
En la epístola a los Romanos capítulo 14 el apóstol Pablo trata el tema de los débiles en la fe al igual que en 1 Corintios ocho. Llegamos a tal conclusión por tres razones:
- El mismo tema: los débiles en la fe (Rom. 14:1; 1 Cor. 8:7).
- El uso de la palabra griega "KOINOS" (Común) que en el versículo 14 se traduce por inmundo. Lo común contaminaba. La contaminación está presente en ambos capítulos (Rom. 14:14; 1 Cor. 8:7).
- El uso de la palabra griega "KREAS" que se "traduce como carne de un animal sacrificado" (Thayer. Greek English Lexicon) aparece en ambos capítulos (Rom. 14:21; 1 Cor. 8:13).
Algunos creían que se podía comer de todo; otros que eran débiles comían legumbres (LACHANA, en griego) (v.2). Ambos grupos tenían graves conflictos que los llevaban a menospreciarse mutuamente (v.3). Los adoradores de ídolos tenían días de ayuno en los cuales se prohibía comer carne. Los creyentes que venían de ese grupo tendían a considerar como obligatorias tales prescripciones y las llevaban a seno de la iglesia. Esto ocasionaba grandes disgustos.
El versículo cinco dice: "Uno hace diferencia entre día y día, otro juzga iguales todos los días..." y el seis dice: "El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios". Este día no se refiere al sábado, como enseñan algunos. Ese no es el tema aquí. La palabra iguales no aparece en el texto original. Debe decir "otro juzga todos los días", sin "iguales".
Jamieson, Fausset y Brown afirman al respecto: "Ciertamente no podía haberse usado si el sábado fuera meramente uno de los días festivos judaicos, pero esto no puede darse por sentado meramente porque se observara bajo el sistema mosaico. Se usó pues, porque el sábado era más antiguo que el judaísmo; y aún bajo el judaísmo, estaba incrustado entre las eternas santidades del decálogo; y fue pronunciado como ninguna otra parto del judaísmo, ante el temor reverente del pueblo en el Sinaí; y si el legislador mismo dijo de él cuando en la tierra estaba: El Hijo del hombre aún deI sábado (Mr. 2-28), sería difícil probar que el apóstol hubiese querido decir que sus lectores debieran catalogarlo entre los fenecidos días festivos judaicos, tocante a los cuales solo los más débiles podían imaginarse que estaban aún en vigor, debilidad que es que más luz tenían debían tolerar por amor" (P.345).
Según estos comentaristas protestantes, esos días eran los días sábados ceremoniales judíos que menciona Levítico, capítulo 23 y que eran diferentes del sábado del decálogo (Lev. 23:37, 38). En Romanos 14, igual que en otras epístolas de Pablo, se puede notar una influencia judaizante y algunos elementos propios de las religiones paganas de la época, y en esto concuerdan casi todos los comentarios bíblicos. Por eso es que el Comentario Popular de la Casa Nazarena de Publicaciones dice: "Se cree que se refiere a los días de fiesta y ayuno de la ley ceremonial, los cuales los judíos sostenían que eran más sagrados que cualquier otro día (Gál. 4:10; Cor. 2:16), y no al día de descanso cristiano el cual era guardado como sagrado para Dios por todos los cristianos primitivos, ya fueren de estirpe judía o gentil", (Pág. 60, tomo II). Nótese que se hace claro en ese último comentario que Colosenses 2:16 también se refiere a los sábados ceremoniales y no al sábado del cuarto mandamiento de la ley de Dios.
Se puede notar en Romanos 14 al igual que en 1 Corintios ocho una mezcla entre las ceremonias judías y las ceremonias paganas. Ambos elementos están presentes.
Pablo procedo entonces a aconsejar a los creyentes para que no se juzguen más los unos a los otros (v. 10-13) al igual que en Colosenses 2:16, pues "cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de si" (v. 12). Así que les pide que se dejen de estar discutiendo y llevando dietas especiales tal y como enseñaban los maestros ascéticos del paganismo y los maestros judaizantes con relación a lo que ellos llamaban común o impuro (KOINOS) de acuerdo a sus tradiciones humanas y no según Dios. Romanos 14:14 dice: "Yo sé, y estoy persuadido en el Señor Jesús, de que nada es inmundo (KOlNOS) en sí mismo; más para el que piensa que algo es inmundo (KOINOS), para él lo es."
La palabra griega "KOINOS" que aquí se traduce por inmundo, no tieno nada que ver con Levítico, Cap. 11, donde Dios hace la distinción entre lo limpio y lo inmundo. La versión griega del Antiguo Testamento que se usó en el tiempo de Jesús y que todavía se sigue publicando, utiliza en Levítico11 la palabra griega "AKATHARTOS" para inmundo y no "KOINOS" (Versión de los LXX o Septuaginta). La palabra "KOINOS" aparece en S. Mateo 15 y en S. Marcos siete para denotar lo que contamina según la tradición de los judíos. En Hechos 10:28 señala a los gentiles que eran considerados comunes por los judíos de la circuncisión; lo mismo ocurre en 11:7-9, 1 8. El apóstol Pablo la utiliza al igual que Jesús, para señalar prohibiciones humanas (Rom. 14; 1 Cor.8:10), mientras que utiliza la palabra griega "AKATHARTOS" para designar lo que Dios establece como inmundo y no el hombre. En 2 Corintios 6:17 dice: "NO TOQUEIS LO INMUNDO Y YO OS ACOGERE".
Romanos 14 ha sido usado para condenar la observancia del sábado y para apoyar la idea de participar de los alimentos inmundos. Ambos principios estuvieron ausentes de la teología y del pensamiento de Pablo. Según el hombre interior, la nueva criatura en Cristo, él se deleitaba en la ley de Dios (Rom. 7:22). Decía Pablo: "La circuncisión es nada, y la incircuncisión es nada; lo que importa es la observancia de los mandamientos de Dios (1 Cor. 7:19). La fe del apóstol no anulaba la ley, como enseñan muchos hoy día, sino que la afianzaba (Rom. 3:31). Para el apóstol la ley no es contraria a las promesas de Dios (Gal. 3:21). Simplemente debemos entenderla en su marco correcto con relación al evangelio y no como un camino de salvación. Cristo es el camino: La ley nos señala el pecado y la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. La ley y el evangelio son inseparables. El evangelio nos pone en armonía con la ley y así ésta no nos condona. Nuestra vida es escondida en Cristo (Col. 3:1-3) y nuestra seguridad de salvación es Cristo. Además, como redimidos, vivimos para glorificar a Dios. "Ya sea que comáis o bebáis o hagáis otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios" (1 Cor. 10:31). Al igual que Daniel, honramos a Dios con lo que comemos y bebemos. Ya no me rigen los apetitos de la carne, sino el Espíritu del Dios vivo que mediante la Palabra me indica como agradar a Dios.
Te invito a que aceptes a Jesús como salvador personal. Permite que su Espíritu dirija tu vida a la palabra y no a las tradiciones de los hombres.